LA ARENGA DE PRAT VISTA COMO EXPRESION DE MANDO
Muchachos, la contienda es desigual. Nunca se ha arriado nuestra bandera ante el enemigo; espero que no sea esta la ocasión de hacerlo. Mientras yo viva, esa bandera flameará en su lugar, y os aseguro que si muero, mis Oficiales sabrán cumplir con su deber.
Estas palabras que anticiparon con meridiana exactitud las ocurrencias que habrían de producirse en el combate que inexorablemente se aproximaba, delataron a un Comandante pulcro, marino desde el alma, ya probado dos veces en combate, y al menos una vez en un fuerte temporal porteño durante 1874, en Valparaíso, cuando pese a encontrarse enfermo, se embarcó en una chalupa, trepó a pulso por una espía, para después de amarrarse a uno de sus palos, e impartir las órdenes precisas para salvar a la Esmeralda que se encontraba a muy mal traer, reservándola así para un evento más glorioso que un naufragio por mal tiempo.
Ninguna acción, orden o pensamiento de PRAT en aquel 21 de mayo de 1879, es improvisado en este marino que a los 18 años ostentaba el grado de Teniente 1º. Nada tampoco es casual en el comportamiento de su tripulación. Detrás de todos ellos, Comandante y dotación, hay deber, hay honor, hay valor, hay mentes claras, hay una tremenda agresividad, serena y meditada, como es propio de los buenos guerreros.
Todas las cualidades que he mencionado de la dotación de la Esmeralda que se repetían calcadas en la Covadonga, las conocemos desde niños cuando por primera vez nos narraron el combate.
Mi intención es destacar en forma sencilla y directa que -- esos marinos duros y sentimentales -- lucharon fieramente, porque estaban inmersos en una Armada que ya arraigaba profundas tradiciones de valor y de profesionalismo, -- y también -- porque fueron conducidos al Combate, por una mente culta, perteneciente a un hombre inteligente y capaz, que conocía con meridiana claridad el desafío que esa mañana nortina planteaba a su buque y a su gente.
Una forma de visualizar en un breve tiempo, la calidad de los conocimientos tácticos y los principios de mando con que PRAT se preparó y ejecutó el Combate Naval de Iquique, es, desmenuzando paso a paso, con palabras de la jerga naval de nuestros días, aquella sabia Arenga gloriosa, con la que el Comandante de la Esmeralda preparó a su dotación para darlo todo por Chile, en las condiciones más brutales y adversas que se puedan producir en un combate naval muy desigual en lo material.
Pero antes de entrar de lleno en el análisis de la Arenga, no debemos olvidar que cuando Prat fue informado que una de sus calderas había reventado quedando limitado a dos nudos, decidió dividir al enemigo, para evitar que
Antes de impartir a Condell la acertada orden de abandonar la rada, Prat pronunció la Arenga a su dotación, que estaba compuesta de algunos Oficiales y Gente de Mar antiguos, tres jóvenes Guardiamarinas y muchos marineros adolescentes casi niños. Dicha arenga, con características de una sintética directiva operacional, es la que ahora sí procedo a analizar paso a paso:
Muchachos, la contienda es desigual.
Así inició sus palabras. Desde luego, la juventud de algunos de sus Oficiales y casi la niñez de algunos de sus marineros, lo decidió a iniciar su arenga nombrando explícitamente a los más jóvenes, haciendo hincapié en que lo que vendría por delante era complejo y duro. Los más antiguos seguramente ya lo habían entendido, pero era necesario que los más jóvenes lo oyeran de boca de su Comandante. Pronto lo iban a comprender cabalmente. Tan evidente era que deseaba llegar con su mensaje especialmente a los más jóvenes que comenzó empleando la palabra “Muchachos”.
Luego expresó a su gente:
Nunca se ha arriado nuestra bandera ante el enemigo:
El mensaje continuó muy elocuente. Prat conocedor de la guerra en el mar, indicó ahora a los más antiguos que las posibilidades de vencer eran mínimas, y a los más jóvenes simplemente les recalcó lo que ya sabían, es decir, que en Chile no se concebía la rendición como un procedimiento bélico.
Y para reafirmar aún más su concepto, pues todo buen comunicador sabe que para entregar un mensaje, primero se dice, luego se repite y para terminar se resume lo que ya se expresó, entonces reafirmó sus conceptos ya vertidos diciendo:
Espero que no sea ésta la ocasión de hacerlo.
Simplemente, volvió a insistir en que las probabilidades de vencer eran mínimas, agregando ahora que pese a que el Comandante sabía del desigual combate que se aproximaba, él disponía que su gente debería combatir, ni más ni menos que, cumpliendo la tradición chilena. Así, continuaba su orden del día, simple, directa y apoyándose en sus propios conceptos ya expresados.
Continuó Prat con su directiva expresando ahora:
Mientras yo viva, esa bandera flameará en su lugar,
El abordaje ya estaba en su mente, pero aún desconocía la gran falla que pronto había de producirse en su propulsión, la cual limitaría su capacidad para cumplir ese procedimiento. El ya sabía que al abordar al enemigo, se convertiría en un blanco muy apetecido, más aún vistiendo levita, y presumía que seguramente moriría en ese momento, o, quizás, moriría antes. Por eso, simplemente expresó a los suyos: “señores, creo que moriré antes que este combate finalice”.
Y consciente de lo que aquello significa en un grupo de gente donde predominan jóvenes que combatían por primera vez, selló su sintética directiva, expresando:
y os aseguro que si muero, mis Oficiales sabrán cumplir con su deber.
Le inculcó entonces a su gente que él y sus Oficiales provenían de una escuela común y que con o sin su presencia, los principios, los procedimientos y las tradiciones sobre los cuales ya había insistido tres veces, se mantenían inalterables, estuviera el Comandante con vida o bien, si éste hubiera fallecido.
En la Arenga de Prat se reveló al veterano de Papudo, que desde la Esmeralda saltó al abordaje para capturar la Covadonga, al veterano de Abtao que a bordo de la recién capturada Covadonga, conoció de las rivalidades con sus entonces aliados peruanos y al 2º Comandante que durante un fuerte temporal pese a encontrarse enfermo en cama se recoge a bordo para salvar su unidad.
La misma arenga, revela al valiente abogado, que defendió tenazmente en un Consejo de Guerra a su amigo Uribe a sabiendas que por la materia en discusión, su actitud podría acarrearle serios problemas en su carrera.
Revela también al niño que había ingresado de 10 años a
Lo que Prat nunca llegó a imaginar, fue que el SELLO que en un breve período de mando logró imprimir en su dotación, caló tan profundo, que de por sí, a raíz de Iquique, pasó a constituir para siempre una eterna máxima para las FF.AA. de Chile y para Chile entero, y, en mis palabras del día de hoy, he querido simplemente destacar que:
“la estructura conceptual de la incalculable capacidad de Prat, siempre podrá ser investigada y auscultada desde las entrañas de su Directiva verbal del 21 de Mayo de 1879, conocida por todos como
Juan Pablo Brito Infante