Noche
74 en Talcahuano; invierno de 1988:
Normalmente los chascarros navales se generan como
una respuesta directa a aquellas dos líneas de nuestro himno institucional que
rezan así:
“lejos te esperan
mil dichas”
“que no podrás
olvidar”
Es decir, usualmente lejos del puerto base, en algún
puerto de campaña, se terminará remando en el cachucho que confiscado en la madrugada,
objeto poder estar presente en la lista de víveres del buque, que está fondeado
a la gira a unas tres millas de costa. Sin embargo, en esta oportunidad el chascarro
se produjo en el Puerto Base de algunos 74.
Los hechos fueron así:
Esto se produjo el 4 de Agosto del año 1988, (Capitanes
de Corbeta en el 2º año en el grado, recién salidos del primer año de la ACANAV ).
En Talcahuano, apreciamos que habíamos varios 74, incluidos
algunos que estaban en comisión en el área y decidimos celebrar el 4 de Agosto
con una comida 74 en el Club de Oficiales.
La comida se llevó adelante sin contratiempos y fue
muy grata como todas las reuniones 74. Durante ella, apreciamos que había un
ausente de proporciones en la comida, ni más ni menos que el pequeño Pepe
Montt, (dotación DIM ALDEA), quien por su envergadura física era imposible que
pasara claro como ausente. A partir de este hecho, se producirían una serie de acontecimientos,
todos concatenados entre sí.
Durante la comida, alguien contó que el Pepe se
encontraba de cumpleaños ese día y que por eso no había venido a la reunión;
algunos desatinados, con mi más completa oposición, decidieron a las 24:00
subir a Bannen a saludar al Pepe a su casa. Pese a mis intentos de hacerlos
entrar en cordura, la caravana de autos partió rumbo a Bannen, ubicada en la
cumbre de la Base Naval.
Durante el tránsito de la caravana de autos, desde
el Club de Oficiales hacia Bannen, Campanil pasó a su casa y dijo que iba a
guardar el auto y volvía, pero siguió a la caravana 74, en una época en que aún
no existía el celular.
La caravana que se desplazaba a velocidad de marinos
a medio filo, es decir a velocidades absolutamente reñidas con la velocidad
máxima permitida en la Base
Naval (40
km/h ), cayó a estribor 170º y tomó la subida Almirante
Cubillos, rumbo a Bannen, destino final, casa del Pepe Montt. Algunos minutos
antes que llegáramos a la casa del Pepe, éste había recalado, proveniente
directo del almuerzo de celebración en el Destacamento.
La caravana arribó a Bannen y se detuvo en la casa
del Pepe, (en la cual posteriormente vivió el Colorado Jahn), y todos, unos 15
en total, nos bajamos de los autos; algunos desalmados golpearon la puerta, (yo
aún seguía siendo partidario de no irrumpir en un hogar a esa hora), y finalmente, con una gran sonrisa, el Pepe
nos abre la puerta llevando como atuendo un gracioso pantaloncito de pijama
color blanco y camiseta, ambos sin número de la Escuela Naval. De inmediato nos
hizo pasar y a los pocos segundos todos estábamos sentados en su living. Los
carentes de el más mínimo recato, es decir los de siempre, le comunicaron al
Pepe que veníamos con hambre y sed.
El Pepe no se inmutó y se fue a la cocina (para los
que no conocen esas casas, la cocina, el comedor y el living están al mismo
nivel, no así los dormitorios, que están unos tres a cuatro peldaños más
arriba), y comenzó con no mucha delicadeza, a cortar pedazos de una rica torta
de merengue con manjar y además comenzó a servir Whisky en varios vasos. Ese es
el hito que da inicio a la gran cagada.
El hecho es que el Pepe tuvo una gran dificultad
para partir el hielo para el Whisky, (yo era partidario de tomar el whisky sin
hielo, con lo cual se habría evitado lo que pasaría después), y en consecuencia
echó el hielo al lavaplatos y acto seguido hizo correr el agua sobre el hielo.
Luego de eso, llegó el Pepe al living con las tortas
y con los vasos de Whisky sin hielo. Los de costumbre alegaron por la falta de
hielo, y el Pepe argumentó que lo estaba despegando en el lavaplatos, con la
llave de agua corriendo. Así las cosas,
partimos comiendo torta y brindamos por el Pepe y su hospitalidad con Whisky
sin hielo.
En forma repentina, empezamos a sentir un poco
húmedo el living; personalmente atribuí la humedad al estado etílico de varios,
pero unos 30 segundos después otros sentían lo mismo y en vez de cooperar,
proponían seguir brindando en un ambiente típicamente naval, es decir gran camaradería
y un auténtico espíritu patriótico aventurero.
Después de varios minutos minutos, alguien cachó que
el living se inundaba y se procedió sin demora a organizar un zafarrancho de
abandono, mientras una partida de investigación procedió a intentar ubicar la
avería u origen de la inundación. La distribución de puestos y lectura de
obligaciones fue lenta y traposa, como era de esperarse y se discutió como
enfrentar el caso, con o sin salvavidas,
etc.
La reacción muy aguerrida motivó a algunos a
asegurarse un segundo vaso de whisky, mientras que otros investigábamos y otros
se preparaban a llamar al Shoa para que diera la alarma de Tsunami.
Finalmente se descubrió que el hielo había tapado el
desagüe del lavaplatos, el cual se había rebalsado e inundado la cocina y por
rebalse, el agua pasó al hall de entrada y de ahí al living. (Este fenómeno es conocido
en el ambiente hidráulico como inundación serial). Desde el living el agua
avanzó al comedor y ahí se cerró el circuito al volver el agua a la cocina; de
no reaccionar con prontitud los valientes 74, en algunas horas, Bannen completo
iba a sucumbir, todo por pedir hielo para el Whisky. (pese a mis criteriosas recomendaciones de tomarlo a
la inglesa). Con gran prestancia y valentía y, luego de un certero análisis,
cerramos la llave del lavaplatos y se le recomendó al dueño de casa, secar con
rapidez.
Visto la tripa que iba a sufrir en pocos minutos el
pobre Pepe, (a mi jamás me ha pasado algo así), se decretó desbande general,
pero durante el desbande, al Pepe se le ocurrió llevar un pedazo de torta a la
casa de su vecino, el Chucheque, para que toda la familia del Chucheque aprovechara
de degustar durante esa noche, su maravillosa
torta.
El grupo unido como un scram de rugby, comenzó a
intentar disuadir al Pepe de su acto vecinal-cariñoso, argumentando que su
vestimenta no era la más adecuada y la hora, 01:00, se apreciaba como un poquitín
inadecuada.
Yo miraba a este pequeño tipo, y pensaba que si los
argumentos no eran suficientes para lograr la retromarcha de su intento de
repartir torta en el barrio, había que diseñar con mucha rapidez algún disuasivo
tipo manguera con agua.
El problema se veía grave, pues si en la casa del Chucheque
con sentido del humor aceptaban la torta, el Pepe intentaría repartir torta en
las 46 casas de Bannen y yo mentalmente intentaba preparar las explicaciones a la
María Paz , para que encontrara tierno el
acto del Pepe.
En fortuna, algunos llamados al Pepe desde su casa, (provenientes
de su mando directo), lo hicieron entrar
en vereda y después de grandes abrazos con los 74, se despidió de los
concurrentes a la celebración de Whisky sin hielo, con torta.
En ese momento, el grupo se disolvió, algunos nos
fuimos a nuestras casas en Bannen (Tomy Wilson entre ellos), otros se fueron a
su casa en el plano de la Base ,
(Campanil entre ellos), y otros regresaron a sus buques o Anexo, es decir, los
no residentes en Talcahuano.
Campanil dio varias vueltas a Bannen tratando de
encontrar la salida la cual es más fácil de ver que una cancha de fútbol desde
las graderías, pero en fin, Campanil no es navegante.
A partir de ese instante, en pocos minutos más, se
desencadenaría la segunda gran cagada. El hecho en sí, es que un minuto después
de irnos de la casa del Pepe, yo entré en mi casa en Bannen con pleno sigilo y
me acosté sin que nadie lo notara, como es mi costumbre. (Esto significa que me
acosté con mucha prudencia y pasando totalmente claro, evitando dar besos
cariñosos a cada hijo, de parte de su papito que tanto los quiere).
Casi simultáneamente con mi arribo, el Tomy mi
vecino de la casa del frente en Bannen, entró en su casa intentando también pasar
claro y se acostó con mucha rapidez, después de efectuar un meticuloso lavado
de dientes, el cual se llevó a cabo mientras cantaba himnos marineros y dando
sucesivos hurras a las autoridades regionales y nacionales, es decir a don
Pinocho. (Esto se denomina en jerga naval, “lavado solapa de los dientes”).
Cuando el Tomy recién se había metido a la cama, en
60 segundos se quedó profundamente dormido, y en ese instante, recién dormido, sonó
el teléfono y el Tomy en persona procedió a contestar. Aquí dejaremos esta
escena congelada, y regresaremos a ella más adelante.
Simultáneo con lo anterior, Campanil y varios otros bajaron
al plano de la Base
y luego de terminar de bajar la Subida
Almirante Cubillos, Campanil cayó 170º a babor, avanzó unas 400 yardas y arribó a su
casa. (Una de las pocas casas del plano de la Base que no fue derribada después del maremoto;
está siendo usada como oficina transitoria).
Muy poco antes de entrar a su casa, su señora un
tanto preocupada, pues había visto hace una hora y media, pasar los autos en
dirección hacia la puerta de la
Base , (y no sabía que antes de salir de la base la caravana
había caído 170º en dirección a la casa del Pepe), llamó por teléfono a la casa
del Tomy para saber de Campanil y este que se había dormido hacía 60 segundos
le contestó: (descongelamos esta escena).
El Tomy contestó medio dormido, recién acostado, (ya
no tenía idea cuanto tiempo llevaba durmiendo), y le informó al mando de
Campanil, que había llegado a su casa “hacía como una hora y media”.
Dos minutos después de esa conversación, entra Campanil
a su casa y le cuenta a su mando directo que había ido a celebrar el cumpleaños
del Pepe, lo cual según el sumario que instruí para esclarecer los hechos, no
funcionó ni convenció como explicación.
El hecho en sí es que Campanil debió sufrir algún
tipo de reconvención severa (esto es una suposición dada la acción inmediata
que adoptó Campanil), y entonces, ahora Campanil en persona, procedió a llamar de
inmediato al Tomy y en forma muy escueta y sucinta le expresó: “HUEVON CONCHE TU MADRE”.
Al día siguiente bajamos, juntos en auto a la Base el Tomy, rumbo a la Inspectoría TC
y yo rumbo a la Fuerza
de Submarinos y durante el viaje, el Tomy me comentó muy extrañado, que el
Campanil lo había llamado durante la noche exclusivamente para sacarle la
madre.
Conociendo al Campanil y su criterio matemático ingenieril,
deduje que tendría que existir alguna razón muy poderosa y de mucho peso para haber
concretado semejante comunicación telefónica. Llamé por fono a Campanil a su
oficina y me explicó lo sucedido.
Aún así, durante mi investigación sumaria personal
de los hechos, debí confeccionar una carta GANTT para lograr ordenar
adecuadamente en el tiempo, cada acaecimiento, lo cual al final fue
imprescindible para establecer responsabilidades.
A raíz de la prolija investigación efectuada, en la
cual mi amigo Juan Eduardo De la Cerda
Merino aportó numerosos detalles, me fue muy fácil darme
cuenta que en lo personal quedé totalmente eximido de cualquier tipo
culpabilidad y es más, concluí que debía auto imponerme varias felicitaciones.
Aquí termina una noche de chascarro naval en la que cuatro
de 15 Gamas 74 intervinieron para crear un chascarro mayor, digno de ser
recordado, todo en torno a la magia que produce en los Marinos, una celebración
de nuestro 4 de Agosto.
A mí con gran humildad y sin ni el más mínimo
interés de intentar destacar mi persona, sólo me queda resaltar que si me
hubieran hecho caso en no ir a saludar al Pepe a esa hora y si me hubieran
hecho caso en no pedir hielo para el Whisky, ninguna embarrada habría quedado
esa noche.
Moraleja: siempre aprovechen el buen criterio de
tipos como yo, moderados y juiciosos.
Alan