El último Fogon Viñamarino, se efectuó en el Quincho del edificio donde vive Juan Pablo el pasado 23 de noviembre.
Asistieron: Alejandro Jahn, Guillermo Bañados, Roberto Léniz, Juan Plablo Brito, Eduardo Buzeta, Arturo Fuenzalida y Machael Manley.
Qué bien estuvimos, que bien lo pasamos, que entretenido fue escuchar, que bueno fue reír, que grato fue reír a carcajadas muchas veces, por Dios que aprendimos de todos:
Aprendí de Alejandro sobre la Municipalidad de Vitacura y con bastante orgullo pude ver lo bien que le va a un contingente en la vida civil; él no lo dijo, pero sí lo dedujimos; uno no sabía lo que ese eficiente municipio hace y del colorado lo aprendimos.
Supimos de Guillermo lo que hizo en la Marina Mercante mientras estudiaba en la Universidad, durante los veranos y pudimos ver que su sacrificio personal después fue rentado con excelencia.
Aunque yo ya lo sabía, volví a escuchar las historias de subteniente de Arturo que son ejemplo de perseverancia y sacrificio y que en fortuna más tarde, la Armada supo valorar y compensar durante tres años, con el mando de nuestro noble y eficiente Cuerpo de Infantería de Marina, con el Grado de Contralmirante.
Supimos de las historias navales y de LAN Chile, de Eduardo, historias que siempre nos enorgullecen y me hacen sentir feliz de ser un 74, compañero de curso de un gran Aviador Naval y de un gran Piloto de LAN.
De Michael también nos hizo saber de sus experiencias y también pude una vez más sentir orgullo de alguien que ha triunfado en una Naviera; su criterio es muestra de ejemplo; que grato es oírlo hablar.
De Roberto, llegó muy temprano a animarme y ayudarme y trajo lo que me faltaba; él como siempre no cuenta muchas historias pero participa de todo y se anima con todos, pero yo si sé que él en la Escuela Naval ya ha hecho historia y los futuros Oficiales egresan sabiendo navegación costera práctica, gracias a su perseverancia y entrega total por los Cadetes y Brigadieres; él no lo cuenta, pero yo si lo sé.
Que grato fue; que bien lo pasamos; las carcajadas fueron muchas; comimos hasta que se nos dio vuelta el ombligo; tomamos entre 7 comensales 4 botellas de Gran Reserva CARMENIER, más una botella de WHISKEY JW sello negro, algunas cervezas negras de esas de hombre y cuando ya estábamos un poco alegres, llegó la Verónica, la Sra. del Colorado y con la eterna Juana, es decir la María Paz y mi suegra que no se pierde una, animamos la cosa, es decir seguimos riendo y contando historias, hablando de hijos y nietos y todo eso; es difícil explicar completamente el gran ambiente que se vivió; simplemente hay que vivirlo para entenderlo a cabalidad; reír es fantástico; es fantástico escuchar tantas historias que nos rejuvenecen y nos hace retrotraen a los 20 y nos recuerdan que en fortuna, estamos muy bien pasando o muy cercanos a los 60.
Grandes 74; nos vemos en la próxima.
Alan, JP
25 noviembre 2013
24 noviembre 2013
El Tren de la vida
El Tren de la Vida (Aporte de Arturo Fuenzalida)
En un viaje en ferrocarril, a lo largo del trayecto, pueden suceder una gran diversidad de situaciones.
Nuestra existencia terrenal puede ser comparada con uno de esos viajes, pero más o menos largo.
Primero, porque está llena de embarques y desembarques, algunos accidentes, sorpresas agradables en algunos embarques, y grandes tristezas en algunas partidas.
Cuando nacemos, entramos en el tren y nos encontramos con personas que deseamos que sigan siempre con nosotros:
Infelizmente, eso no va a suceder: en alguna estación ellos descenderán y nos dejarán huérfanos de sus cariños, amistad y compañía insustituibles.
Más durante el viaje, otras personas especiales embarcarán y seguirán viaje con nosotros: nuestros hermanos, amigos, amores
El viaje no es igual para todos. Algunos hacen un paseo, otros sólo ven tristezas, y otros todavía circulan por el convoy, prontos para ayudar a quien lo precise.
Muchos descienden y dejan nostalgias eternas... Otros pasan de una forma que, cuando desocupan su asiento, nadie se da
Curioso es constatar que algunos pasajeros que nos son queridos, se acomodan en vagones distantes del nuestro, lo cual no impide, está claro, que durante el recorrido nos aproximemos a ellos y los abracemos, aunque jamás podamos seguir juntos, porque habrá alguien a su lado ocupando aquel lugar.
Mas eso no importa, pues el viaje está lleno de atropellos, sueños, fantasías, esperas, despedidas.
Lo importante, es que hagamos nuestro viaje de la mejor manera posible, buscando relacionarnos bien con los demás pasajeros, viendo en cada uno de ellos lo mejor que tienen.
Debemos acordarnos siempre que, en algún momento del trayecto, ellos podrán flaquear y precisaremos entenderlos, pues nosotros también flaquearemos muchas veces y necesitaremos que haya alguien que nos entienda.
La gran diferencia, al final es que en el viaje de la vida, nunca sabemos en qué estación tendremos que descender, y mucho menos en qué estación descenderán nuestros seres queridos, ni aún aquél que está sentado a nuestro lado.
Es posible que, cuando tengamos que desembarcar, la añoranza nos venga a hacer compañía.
Porque no es fácil separarnos de los amigos, ni dejar que los hijos sigan viaje solos.
Mientras tanto, en algún lugar, hay una estación principal para donde todos vamos, allá nos reencontramos todos.
Y cuando llegue esa hora, tendremos grandes emociones al poder abrazar a nuestros amores y matar la añoranza que nos hizo compañía por tan largo tiempo...
Que nuestro breve viaje sea una gran oportunidad de aprender y enseñar, entender y atender a aquéllos que viajan a nuestro lado, porque no fue el azar que los colocó allí.
Que aprendamos a amar y a servir, comprender y perdonar, pues no sabemos cuánto tiempo aún nos resta hasta la estación donde tendremos que dejar el convoy.
Si su viaje no transcurre exactamente como esperaba, déle una Observe el paisaje maravilloso con que Dios adornó todo el Busque una manera de dar utilidad a sus horas.
Preocúpese de aquéllos que aún siguen viaje a su lado.
Deje de lado las quejas y haga que su trayecto quede marcado con rastros de luz y felicidad.
Ah... y... muy buen viaje... al menos en lo que nos queda
En un viaje en ferrocarril, a lo largo del trayecto, pueden suceder una gran diversidad de situaciones.
Nuestra existencia terrenal puede ser comparada con uno de esos viajes, pero más o menos largo.
Primero, porque está llena de embarques y desembarques, algunos accidentes, sorpresas agradables en algunos embarques, y grandes tristezas en algunas partidas.
Cuando nacemos, entramos en el tren y nos encontramos con personas que deseamos que sigan siempre con nosotros:
Infelizmente, eso no va a suceder: en alguna estación ellos descenderán y nos dejarán huérfanos de sus cariños, amistad y compañía insustituibles.
Más durante el viaje, otras personas especiales embarcarán y seguirán viaje con nosotros: nuestros hermanos, amigos, amores
El viaje no es igual para todos. Algunos hacen un paseo, otros sólo ven tristezas, y otros todavía circulan por el convoy, prontos para ayudar a quien lo precise.
Muchos descienden y dejan nostalgias eternas... Otros pasan de una forma que, cuando desocupan su asiento, nadie se da
Curioso es constatar que algunos pasajeros que nos son queridos, se acomodan en vagones distantes del nuestro, lo cual no impide, está claro, que durante el recorrido nos aproximemos a ellos y los abracemos, aunque jamás podamos seguir juntos, porque habrá alguien a su lado ocupando aquel lugar.
Mas eso no importa, pues el viaje está lleno de atropellos, sueños, fantasías, esperas, despedidas.
Lo importante, es que hagamos nuestro viaje de la mejor manera posible, buscando relacionarnos bien con los demás pasajeros, viendo en cada uno de ellos lo mejor que tienen.
Debemos acordarnos siempre que, en algún momento del trayecto, ellos podrán flaquear y precisaremos entenderlos, pues nosotros también flaquearemos muchas veces y necesitaremos que haya alguien que nos entienda.
La gran diferencia, al final es que en el viaje de la vida, nunca sabemos en qué estación tendremos que descender, y mucho menos en qué estación descenderán nuestros seres queridos, ni aún aquél que está sentado a nuestro lado.
Es posible que, cuando tengamos que desembarcar, la añoranza nos venga a hacer compañía.
Porque no es fácil separarnos de los amigos, ni dejar que los hijos sigan viaje solos.
Mientras tanto, en algún lugar, hay una estación principal para donde todos vamos, allá nos reencontramos todos.
Y cuando llegue esa hora, tendremos grandes emociones al poder abrazar a nuestros amores y matar la añoranza que nos hizo compañía por tan largo tiempo...
Que nuestro breve viaje sea una gran oportunidad de aprender y enseñar, entender y atender a aquéllos que viajan a nuestro lado, porque no fue el azar que los colocó allí.
Que aprendamos a amar y a servir, comprender y perdonar, pues no sabemos cuánto tiempo aún nos resta hasta la estación donde tendremos que dejar el convoy.
Si su viaje no transcurre exactamente como esperaba, déle una Observe el paisaje maravilloso con que Dios adornó todo el Busque una manera de dar utilidad a sus horas.
Preocúpese de aquéllos que aún siguen viaje a su lado.
Deje de lado las quejas y haga que su trayecto quede marcado con rastros de luz y felicidad.
Ah... y... muy buen viaje... al menos en lo que nos queda
03 noviembre 2013
Maratón de Nueva York 2013
Nuestro compañero de Curso Enrique Correa corrió en el día de hoy 3 de noviembre de 2013, la Maraton de Nueva York, llegando en un destacado lugar en la Categoría de mayores de 60 años.
Muchas felicidades. Ha logrado un nuevo record de curso.
Antes de la carrera
Después de la carrera
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