RELACIÓN DE FALLECIDOS DE LA PROMOCIÓN 74
(MURO DE LOS CAÍDOS)
ABARZUA Fuentes, Hector (EJ) (11 ene 1981)
AMARO Cavieres, Arturo Alamiro (EJ) (30 sep 2012)
RELACIÓN DE FALLECIDOS DE LA PROMOCIÓN 74
(MURO DE LOS CAÍDOS)
ABARZUA Fuentes, Hector (EJ) (11 ene 1981)
AMARO Cavieres, Arturo Alamiro (EJ) (30 sep 2012)
Estimados amigos:
Hoy 24 de septiembre de 2023, falleció en la ciudad de Santiago nuestro compañero de curso, Eduardo Polanco Peralta.
La misa será este martes 26 a las 12:00, en la Capilla del Colegio Sagrados Corazones de Manquehue
(Calle Padre Damián De Veuster 2215, Vitacura).
Los funerales se realizaron en el Cinerario del Parque del Recuerdo, en Santiago.
Concurrieron los siguientes 74:
Roberto Carvajal, Eduardo Buzeta, Cristián Millar, Alfonso Parodi, Rómulo Mandiola, Juan Pablo Brito, Ángel Canessa, Michael Manley, Rodrigo Figueroa, Pablo Labatut, Jorge Raby, Pedro Campos, Enrique Ide y Bernardo Roehrs
Habló a nombre de la Generación para despedir a Eduardo, Michael Manley
Palabras de Michael.
Aunque sabemos que le tocó afrontar una dura enfermedad estos últimos años, y hoy, como siempre, está sonriendo en otro lugar, resulta difícil para su familia, ex compañeros de Colegio, de Escuela Naval, de trabajo, golf, etc., despedir a un amigo muy querido por todos durante tantos años.
Además de los que hemos podido estar hoy presente, hay muchos ex compañeros de Colegio y de la Armada que han lamentado esta pérdida y manifestado por este intermedio, sus condolencias a sus seres queridos recordándonos ciertos aspectos de la vida compartida con él, destacando su inteligencia en clases y en el recreo, su amistad, su picardía y chistes oportunos.
Desde que le conocí el año 1969 en La Escuela Naval fue siempre excelente estudiante, buen compañero y acogedor en su casa y familia, donde celebramos la imborrable experiencia de nuestra primera fiesta como cadetes. Eduardo fue la estrella de nuestro primer desfile de 21 de Mayo, siendo el cadete más chico del Regimiento Escuela (salió hasta en el difícil puzle de El Mercurio), posteriormente, siendo ya un cadete antiguo, destacó como entusiasta jugador de Baby Foot-ball en la Copa “Capeadores” de América, cada vez que las actividades que había que desarrollar resultaban menos atractivas.
EL año 1980, con motivo de un alistamiento producto de amenazas al límite Sur e islas del Martillo, como Tte. 2, recién titulados como Ingeniero Naval Electrónico, nos correspondió paralelamente participar en la reactivación de dos antiguos destructores combatientes de la segunda Guerra Mundial, que en la Armada estaban ya en espera de ser desguazadas en Talcahuano. Compartimos las dificultades profesionales de recuperar antiguos sistemas de Armas y Guerra electrónica lo que nos permitió ser integrados a La Escuadra con éxito, pero por sobre todo tuvimos la suerte de compartir a nivel familiar en nuestras casas ubicadas en San Pedro – Concepción. Asaítos, Camaradería y sus chites siempre nos alegraban la vida, a pesar de las adversidades que afrontábamos.
Cada vez que un ser querido viaja, nos deja un vacío y una pena difícil de superar, pero en general sabemos que estas separaciones son temporales y son un trago amargo para cumplir un deber y para alcanzar algo superior. Así fue cuando dejó su colegio y el calor de su hogar, para ingresar a la Escuela Naval, posteriormente para zarpar en el Buque Escuela Esmeralda, o para zarpar con motivo de alistamiento en defensa de nuestra soberanía, o para continuar estudios en Estados Unidos y continuar al Servicio de la Armada y posteriormente al acogerse a retiro de la Armada el año 91, para continuar aportando su enorme capacidad desde la vida civil. En fin, estas y muchas otras partidas tuvo nuestro recordado Maní Polanco; todas ellas dejaron un vacío difícil de llenar, pero en general las aceptamos por ser necesarias para alcanzar un bien superior, pero aunque en este caso, nos resulte difícil de entender, también sabemos que es lo que alcanzará en esta oportunidad.
Eduardo siempre mostró buena cara a los malos tiempos, lo que resume su actitud de vida hasta el final. Cómo no recordar nuestra última visita en la Clínica, hace tiempo, cuando parecía que nos dejaba, pero al conversarle volvió a reír y hacernos reír junto a Magdalena (heredera de sus cualidades junto a todos sus hermanos).
Hoy, desearle Buen viaje, en este zarpe a la eternidad, pareciera más duro que todos los anteriores, puesto que tenemos certeza de que físicamente no volveremos a compartir con su simpatía y calidez humana, pero sí sabemos que, los dolores que le tocó afrontar en esta vida terrenal, él, ya no los sufrirá y también, aunque sea un misterio para nosotros, sí sabemos nos volveremos a encontrar y volveremos a disfrutar su sonrisa y picardía en el más allá, en otro medio, al que todos aspiramos llegar y él, como fuera su costumbre, se nos adelantó.
Con fe y esperanza deseamos consuelo y cristiana resignación a sus seis hijos Sebastián, Magdalena, Tomás, Piedad, Laura y Benjamín, como a quienes tanto le quisieron, a Virginia, Marcela y Bárbara, a sus hermanos, como asimismo a todos sus familiares y seres queridos, de estos, especialmente a todos los que estuvieron al pie del cañón hasta el final.
Querido amigo, sabiendo que ya descansaste, te deseamos disfrutes esta navegación para recalar y seguir desplegando tu amable sonrisa en brazos de nuestro Señor.
Viento a un Largo!
Eduardo en 2° año Escuela Naval
Estimados amigos
EL ALMIRANTE QUE VOLVIÓ AL MAR.
Sucedió un 20 de septiembre de 1967.
Víctor OELCKERS Stoecker nació en Calbuco un 15 de septiembre de 1901. Hijo de Carlos OELCKERS Emhardt, un próspero empresario naviero, así como lo había sido su abuelo.
Desde temprana edad sintió una especial atracción por el mar. Estudia en el Colegio Alemán de Puerto Montt y termina sus estudios en Santiago.
A los catorce años ingresa a la Escuela Naval. Egresa como Guardiamarina en 1920, embarcándose en el Buque Escuela “General Baquedano”. Posteriormente presta servicios en la Escampavía “Yelcho”, y en el Caza Torpedero “Lynch”.
Fue profesor en la especialidad de torpedos. Contrae matrimonio con Inés VOGTH Schüller con quien tiene dos hijos.
Asumió el mando de los destructores “Riquelme”, “Serrano” y del buque madre “Araucano”. Se desempeña como Agregado Naval ante el gobierno alemán y ayudante del Ministerio de Marina. El 24 de mayo de 1947 es nombrado comandante del buque de guerra más poderoso que navegaba en Sudamérica, el acorazado “Almirante Latorre”. Ascendido a contraalmirante en 1951, ocupa las comandancias de la ll Zona Naval (Talcahuano) y l Zona Naval de Valparaíso (1952). A fines de 1953 es nombrado Comandante en Jefe de la Escuadra. Un año después recala en Puerto Montt y en dicha oportunidad expresó: "Desde cuando vestía el uniforme de cadete naval, había querido llegar a este querido y recordado puerto comandando la flota de combate de mi patria".
Recibió honoríficas de los gobiernos de Alemania, Francia, México y Venezuela.
El vicealmirante Víctor OELCKERS Stoecker, remitió en 1962, cinco años antes de su muerte, una misiva de su puño y letra al Director General de la Armada, solicitando que se respetara su última voluntad; quería que sus despojos mortales fueran entregados a las profundidades del océano.
Anteriormente, se habían registrado otras ceremonias fúnebres; incluso se sabe que el almirante Luis GOMEZ Carreño había expresado idéntica última voluntad; el caso concreto es que en Valparaíso no había conocimiento oficial sobre ello.
El martes 19 de septiembre de 1967, en su residencia en Viña del Mar, a los 66 años de edad, dejó de existir el vicealmirante OELCKERS, su deceso, después de una enfermedad que lo mantuvo postrado en cama
La Primera Zona Naval dispuso todo lo necesario para que ese anhelo del vicealmirante se cumpliera con los honores y tradiciones marineras.
En su residencia viñamarina, el miércoles 20 de septiembre, fue oficiado un servicio religioso a mediodía; a las 13 horas, el cortejo se dirigió hacia el molo de abrigo del puerto de Valparaíso; cuarenta y cinco minutos después, diez marineros sacaron del carro mortuorio la urna y la trasladaron al destructor “Cochrane”, atracado entre el crucero “O´Higgins” y el destructor “Orella”. Las tripulaciones de esos navíos de guerra y las del submarino “Simpson” y del petrolero “Almirante Montt” rindieron honores al ex-jefe que partió para siempre.
La urna metálica, con revestimiento interior de acolchados de felpa y piezas de plomo, fue ubicada a bordo sobre una toldilla tipo tolva y cubierta con una bandera nacional. Asegurado el féretro sobre la plancha deslizante, en la cubierta de popa, después que recibió los restos mortales el Comandante del buque, Capitán de Fragata Eduardo ALLEN Hahn. Las autoridades, encabezadas por el Intendente, Enrique VICENTE, y el Comandante en Jefe de la Armada, vicealmirante Ramón BARROS González, se dirigieron a la cámara de oficiales para acompañar en su último viaje al marino fallecido.
A las 14:20 horas del miércoles 20, el “Cochrane” zarpó hacia alta mar, mientras junto a la urna montaban guardia diez marineros.
A las 15:15 horas el navío de guerra aminoró su andar y se detuvo cuando se encontraba a unas doce millas de la costa, frente a Valparaíso, la profundidad en ese lugar alcanzaba a los cuatrocientos metros.
Por los parlantes internos se dieron las últimas órdenes de rigor. La banda instrumental se ubicó a popa del destructor, junto al féretro, los diez marineros soltaron las amarras de seguridad. Durante la navegación se habían descubiertos los orificios a la urna, para que penetrara el agua y se acelerara después el hundimiento.
El vicealmirante Raúl DEL SOLAR Grove, Director de la Dirección General del Personal de la Armada, despidió los restos del vicealmirante OELCKERS, lo hizo en nombre de la Armada.
El responso estuvo a cargo del Vicario General Castrense, Monseñor Francisco GILLMORE.
La profunda emoción del instante fue rota por el corneta que tocó “Silencio”, siguiendo por tres descargas de fusilería de una sección de marinería, a la tercera salva, la urna se deslizó y cayó al mar, flotó unos instantes, mientras caían coronas sobre las olas, y terminó por hundirse en forma vertical, como yéndose a metálica por los orificios descubiertos ex profeso, ayudada por los contrapesos.
El “Cochrane” se puso en movimiento y describió un círculo, para pasar frente al lugar donde encontró su tumba el vicealmirante OELCKERS, para rendirle honores con pito, corneta y banda, y que finalizó con el himno “Brazas a Ceñir”.
Atte.
Carlos Saldivia Rojas
Suboficial Mayor Naval (R)