Comenzamos el Fogón en la terraza frente al comedor 2, en un anochecer viñamarino inexplicablemente cálido y agradable, carente de viento. Muy puntuales los Gamas 74 arribaron a la hora dispuesta para recalar y después de los abrazos y saludos de rigor degustamos como aperitivo champaña o pisco sour o jugos con un buen cebiche, un salmón ahumado y una empanadita.
Luego del aperitivo, pasamos a nuestro comedor privado y Alejandro ilustró a los presentes respecto a su problema personal.
Inmediatamente después cenamos, con gran chivateo general y a las 23:15 horas, todos sobrios como monjes, nos retiramos a nuestros aposentos privados.
Como siempre, fue muy agradable compartir y alegrarse escuchando las que ya son remotas historias navales, quizás, acrecentadas y adornadas con el tiempo, pero al final enriquecedoras y de esas que hacen reír y disfrutar de buena gana.
Es difícil explicarlo en palabras, pero por momentos uno siente que regresa a nuestros años de juventud, aunque si miramos con más atención, se aprecia que ya no lucimos de 20, pero estando en grupo "nos sentimos y comportamos como si fuéramos de 20".
Un abrazo a todos los asistentes y en especial a aquellos que debieron viajar de más lejos, como el Chico Figueroa y Cóndor Faúndez y esta vez felicitamos con especial atención al único asistente muy lejano, el Gama 74 Rómulo Oso Mandiola quien viajó desde Concepción para asistir a este Fogón.
Un abrazo a todos y gracias a 45 Gamas 74 por asistir y por disculparse de no poder concurrir. Buena mar y hasta la próxima.
Alan