11 octubre 2012

Chascarros Talcahuano 1988


Noche 74 en Talcahuano; invierno de 1988:

Normalmente los chascarros navales se generan como una respuesta directa a aquellas dos líneas de nuestro himno institucional que rezan así:

“lejos te esperan mil dichas”
“que no podrás olvidar”

Es decir, usualmente lejos del puerto base, en algún puerto de campaña, se terminará remando en el cachucho que confiscado en la madrugada, objeto poder estar presente en la lista de víveres del buque, que está fondeado a la gira a unas tres millas de costa. Sin embargo, en esta oportunidad el chascarro se produjo en el Puerto Base de algunos 74.

Los hechos fueron así:

Esto se produjo el 4 de Agosto del año 1988, (Capitanes de Corbeta en el 2º año en el grado, recién salidos del primer año de la ACANAV).

En Talcahuano, apreciamos que habíamos varios 74, incluidos algunos que estaban en comisión en el área y decidimos celebrar el 4 de Agosto con una comida 74 en el Club de Oficiales.

La comida se llevó adelante sin contratiempos y fue muy grata como todas las reuniones 74. Durante ella, apreciamos que había un ausente de proporciones en la comida, ni más ni menos que el pequeño Pepe Montt, (dotación DIM ALDEA), quien por su envergadura física era imposible que pasara claro como ausente. A partir de este hecho, se producirían una serie de acontecimientos, todos concatenados entre sí.

Durante la comida, alguien contó que el Pepe se encontraba de cumpleaños ese día y que por eso no había venido a la reunión; algunos desatinados, con mi más completa oposición, decidieron a las 24:00 subir a Bannen a saludar al Pepe a su casa. Pese a mis intentos de hacerlos entrar en cordura, la caravana de autos partió rumbo a Bannen, ubicada en la cumbre de la Base Naval.

Durante el tránsito de la caravana de autos, desde el Club de Oficiales hacia Bannen, Campanil pasó a su casa y dijo que iba a guardar el auto y volvía, pero siguió a la caravana 74, en una época en que aún no existía el celular.

La caravana que se desplazaba a velocidad de marinos a medio filo, es decir a velocidades absolutamente reñidas con la velocidad máxima permitida en la Base Naval (40 km/h), cayó a estribor 170º y tomó la subida Almirante Cubillos, rumbo a Bannen, destino final, casa del Pepe Montt. Algunos minutos antes que llegáramos a la casa del Pepe, éste había recalado, proveniente directo del almuerzo de celebración en el Destacamento.

La caravana arribó a Bannen y se detuvo en la casa del Pepe, (en la cual posteriormente vivió el Colorado Jahn), y todos, unos 15 en total, nos bajamos de los autos; algunos desalmados golpearon la puerta, (yo aún seguía siendo partidario de no irrumpir en un hogar a esa hora),  y finalmente, con una gran sonrisa, el Pepe nos abre la puerta llevando como atuendo un gracioso pantaloncito de pijama color blanco y camiseta, ambos sin número de la Escuela Naval. De inmediato nos hizo pasar y a los pocos segundos todos estábamos sentados en su living. Los carentes de el más mínimo recato, es decir los de siempre, le comunicaron al Pepe que veníamos con hambre y sed.

El Pepe no se inmutó y se fue a la cocina (para los que no conocen esas casas, la cocina, el comedor y el living están al mismo nivel, no así los dormitorios, que están unos tres a cuatro peldaños más arriba), y comenzó con no mucha delicadeza, a cortar pedazos de una rica torta de merengue con manjar y además comenzó a servir Whisky en varios vasos. Ese es el hito que da inicio a la gran cagada.

El hecho es que el Pepe tuvo una gran dificultad para partir el hielo para el Whisky, (yo era partidario de tomar el whisky sin hielo, con lo cual se habría evitado lo que pasaría después), y en consecuencia echó el hielo al lavaplatos y acto seguido hizo correr el agua sobre el hielo.

Luego de eso, llegó el Pepe al living con las tortas y con los vasos de Whisky sin hielo. Los de costumbre alegaron por la falta de hielo, y el Pepe argumentó que lo estaba despegando en el lavaplatos, con la llave de agua corriendo.  Así las cosas, partimos comiendo torta y brindamos por el Pepe y su hospitalidad con Whisky sin hielo.

En forma repentina, empezamos a sentir un poco húmedo el living; personalmente atribuí la humedad al estado etílico de varios, pero unos 30 segundos después otros sentían lo mismo y en vez de cooperar, proponían seguir brindando en un ambiente típicamente naval, es decir gran camaradería y un auténtico espíritu patriótico aventurero.

Después de varios minutos minutos, alguien cachó que el living se inundaba y se procedió sin demora a organizar un zafarrancho de abandono, mientras una partida de investigación procedió a intentar ubicar la avería u origen de la inundación. La distribución de puestos y lectura de obligaciones fue lenta y traposa, como era de esperarse y se discutió como enfrentar el caso,  con o sin salvavidas, etc.

La reacción muy aguerrida motivó a algunos a asegurarse un segundo vaso de whisky, mientras que otros investigábamos y otros se preparaban a llamar al Shoa para que diera la alarma de Tsunami.

Finalmente se descubrió que el hielo había tapado el desagüe del lavaplatos, el cual se había rebalsado e inundado la cocina y por rebalse, el agua pasó al hall de entrada y de ahí al living. (Este fenómeno es conocido en el ambiente hidráulico como inundación serial). Desde el living el agua avanzó al comedor y ahí se cerró el circuito al volver el agua a la cocina; de no reaccionar con prontitud los valientes 74, en algunas horas, Bannen completo iba a sucumbir, todo por pedir hielo para el Whisky. (pese a  mis criteriosas recomendaciones de tomarlo a la inglesa). Con gran prestancia y valentía y, luego de un certero análisis, cerramos la llave del lavaplatos y se le recomendó al dueño de casa, secar con rapidez.

Visto la tripa que iba a sufrir en pocos minutos el pobre Pepe, (a mi jamás me ha pasado algo así), se decretó desbande general, pero durante el desbande, al Pepe se le ocurrió llevar un pedazo de torta a la casa de su vecino, el Chucheque, para que toda la familia del Chucheque aprovechara de degustar durante esa noche, su maravillosa  torta.

El grupo unido como un scram de rugby, comenzó a intentar disuadir al Pepe de su acto vecinal-cariñoso, argumentando que su vestimenta no era la más adecuada y la hora, 01:00, se apreciaba como un poquitín inadecuada.

Yo miraba a este pequeño tipo, y pensaba que si los argumentos no eran suficientes para lograr la retromarcha de su intento de repartir torta en el barrio, había que diseñar con mucha rapidez algún disuasivo tipo manguera con agua.

El problema se veía grave, pues si en la casa del Chucheque con sentido del humor aceptaban la torta, el Pepe intentaría repartir torta en las 46 casas de Bannen y yo mentalmente intentaba preparar las explicaciones a la María Paz, para que encontrara tierno el acto del Pepe.

En fortuna, algunos llamados al Pepe desde su casa, (provenientes de su  mando directo), lo hicieron entrar en vereda y después de grandes abrazos con los 74, se despidió de los concurrentes a la celebración de Whisky sin hielo, con torta.

En ese momento, el grupo se disolvió, algunos nos fuimos a nuestras casas en Bannen (Tomy Wilson entre ellos), otros se fueron a su casa en el plano de la Base, (Campanil entre ellos), y otros regresaron a sus buques o Anexo, es decir, los no residentes en Talcahuano.

Campanil dio varias vueltas a Bannen tratando de encontrar la salida la cual es más fácil de ver que una cancha de fútbol desde las graderías, pero en fin, Campanil no es navegante.
  
A partir de ese instante, en pocos minutos más, se desencadenaría la segunda gran cagada. El hecho en sí, es que un minuto después de irnos de la casa del Pepe, yo entré en mi casa en Bannen con pleno sigilo y me acosté sin que nadie lo notara, como es mi costumbre. (Esto significa que me acosté con mucha prudencia y pasando totalmente claro, evitando dar besos cariñosos a cada hijo, de parte de su papito que tanto los quiere).

Casi simultáneamente con mi arribo, el Tomy mi vecino de la casa del frente en Bannen, entró en su casa intentando también pasar claro y se acostó con mucha rapidez, después de efectuar un meticuloso lavado de dientes, el cual se llevó a cabo mientras cantaba himnos marineros y dando sucesivos hurras a las autoridades regionales y nacionales, es decir a don Pinocho. (Esto se denomina en jerga naval, “lavado solapa de los dientes”).

Cuando el Tomy recién se había metido a la cama, en 60 segundos se quedó profundamente dormido, y en ese instante, recién dormido, sonó el teléfono y el Tomy en persona procedió a contestar. Aquí dejaremos esta escena congelada, y regresaremos a ella más adelante.

Simultáneo con lo anterior, Campanil y varios otros bajaron al plano de la Base y luego de terminar de bajar la Subida Almirante Cubillos, Campanil cayó 170º a babor, avanzó unas 400 yardas y arribó a su casa. (Una de las pocas casas del plano de la Base que no fue derribada después del maremoto; está siendo usada como oficina transitoria).

Muy poco antes de entrar a su casa, su señora un tanto preocupada, pues había visto hace una hora y media, pasar los autos en dirección hacia la puerta de la Base, (y no sabía que antes de salir de la base la caravana había caído 170º en dirección a la casa del Pepe), llamó por teléfono a la casa del Tomy para saber de Campanil y este que se había dormido hacía 60 segundos le contestó: (descongelamos esta escena).

El Tomy contestó medio dormido, recién acostado, (ya no tenía idea cuanto tiempo llevaba durmiendo), y le informó al mando de Campanil, que había llegado a su casa “hacía como una hora  y media”.

Dos minutos después de esa conversación, entra Campanil a su casa y le cuenta a su mando directo que había ido a celebrar el cumpleaños del Pepe, lo cual según el sumario que instruí para esclarecer los hechos, no funcionó ni convenció como explicación.

El hecho en sí es que Campanil debió sufrir algún tipo de reconvención severa (esto es una suposición dada la acción inmediata que adoptó Campanil), y entonces, ahora Campanil en persona, procedió a llamar de inmediato al Tomy y en forma muy escueta y sucinta le expresó: HUEVON CONCHE TU MADRE”.
  
Al día siguiente bajamos, juntos en auto a la Base el Tomy, rumbo a la Inspectoría TC y yo rumbo a la Fuerza de Submarinos y durante el viaje, el Tomy me comentó muy extrañado, que el Campanil lo había llamado durante la noche exclusivamente para sacarle la madre.

Conociendo al Campanil y su criterio matemático ingenieril, deduje que tendría que existir alguna razón muy poderosa y de mucho peso para haber concretado semejante comunicación telefónica. Llamé por fono a Campanil a su oficina y me explicó lo sucedido.

Aún así, durante mi investigación sumaria personal de los hechos, debí confeccionar una carta GANTT para lograr ordenar adecuadamente en el tiempo, cada acaecimiento, lo cual al final fue imprescindible para establecer responsabilidades.

A raíz de la prolija investigación efectuada, en la cual mi amigo Juan Eduardo De la Cerda Merino aportó numerosos detalles, me fue muy fácil darme cuenta que en lo personal quedé totalmente eximido de cualquier tipo culpabilidad y es más, concluí que debía auto imponerme varias felicitaciones.

Aquí termina una noche de chascarro naval en la que cuatro de 15 Gamas 74 intervinieron para crear un chascarro mayor, digno de ser recordado, todo en torno a la magia que produce en los Marinos, una celebración de nuestro 4 de Agosto.

A mí con gran humildad y sin ni el más mínimo interés de intentar destacar mi persona, sólo me queda resaltar que si me hubieran hecho caso en no ir a saludar al Pepe a esa hora y si me hubieran hecho caso en no pedir hielo para el Whisky, ninguna embarrada habría quedado esa noche.

Moraleja: siempre aprovechen el buen criterio de tipos como yo, moderados y juiciosos.

Alan