19 agosto 2018

Día del "Ex Cadete y Aspirante Naval"

Más de dos mil ex Cadetes y Aspirantes de las distintas promociones que han cruzado el Portalón de la Escuela Naval, Oficiales activos y en retiro provenientes de distintas partes de Chile y del extranjero, se dieron cita este sábado 18 de agosto para participar del día del "Ex Cadete y Aspirante", cuya actividad se enmarca dentro de las celebraciones del Bicentenario de esta Alma Mater. 
Los participantes pudieron revivir sus años de Cadete con diferentes actividades, efectuando con gran alegría un recorrido por las instalaciones que los cobijó durante su formación. Además en la jornada participaron de la ceremonia de reinauguración del Monumento al Comandante Arturo Prat, siendo este uno de los hitos más significativos para el aniversario del plantel el pasado 4 de agosto. 
Asimismo, presenciaron el tradicional relevo de guardia en el Patio del Buque y  observar la Presentación del ejercicio "Cañón de Desembarco", el cual es realizado por el Plantel desde el año 1991, como una antigua tradición, la cual simula el  paso de una fuerza a través de un acantilado con un cañón, práctica rutinaria durante la Guerra del Pacífico.
Además quienes fueron parte de la Banda de Guerra, pudieron rememorar su paso al ser partícipes de una "Práctica de Banda", enseñándoles a los cadetes que se tocaban los instrumentos en épocas pasadas.

Queridos compañeros y amigos:
   Ya el solo hecho que esté escribiendo esto para compartirlo con ustedes es un indicativo que algo diferente me ha pasando. Ese algo fue lo ocurrido este fin de semana recién pasado, el evento en la Escuela Naval y el fogón posterior en el CNCS. Fue tan relevante para mi, que siento el deseo de verbalizarlo y compartirlo.
Ya a la llegada, ver toda la calle congestionada de vehículos y personas me recordaron los tiempos de recogidas, incluso algún deseo furtivo de colación el el Negro Flores.
   Destaco el agrado de encontrar a los carretas de la promoción y a cadetes más antiguos que no veía hace ya más de 40 años. Me pasé mucho tiempo escrutando caras y tratando de reconocer gente. En todos los casos esto fue inútil. Por dios que estamos viejos y obviamente diferentes a los recuerdos de la memoria.
Para mi fue un golpe emocional fuerte, cuando se entonó el himno de la escuela. Más de 2000 ex cadetes cantando alrededor de la escuela formada fue algo que me tocó el alma, personalmente lo canté a todo pulmón y creo fue el punto alto de la ceremonia oficial.
Para los viejos "cajas" déjenme contarles que gracias a la apertura total de la EN, se dispuso de un lugar en donde se podía "jugar" con los instrumentos de la banda de guerra. Allí estaban también y por supuesto, cadetes actuales de la banda. Esto me permitió levantar ante ellos el tema de la falta de redoble en la banda actual (desde hace ya muchos años atrás) que varias veces los antiguos cajas hemos discutido en varios foros. Efectivamente, hoy en día no redoblan, les han enseñado a no hacerlo y ni ellos saben porqué. Durante la conversación con ellos, que incluyó demostración de lo expuesto por mi parte (hay un video que puso Roberto Léniz en WhatsApp, ese soy yo aun cuando solo se ve la caja), sentí que entendieron el punto perfectamente y se convencieron que la cosa sonaba mucho mejor con redoble. Tan así que incluso uno de ellos intentó y con mucho éxito tocar un traspaso con redoble. Sacó aplausos. Solo espero que ese grupo de cadetes de la banda puedan plantear el tema más arriba y se corrija el problema.
   Lo anterior me lleva a otro de los temas que más me agradó de toda la jornada. El contacto, las atenciones y muy buena y sincera disposición de los cadetes. Particularmente gratificante fue compartir con cadetes mujeres. primera vez que lo hacía y quedé gratamente impresionado. Creo que el haber tenido a la escuela entera recogida durante el evento fue un enorme aporte. Lamento que hayan perdido horas de franco y no se a quién agradecer por esto.
El fin de la jornada no pudo ser mejor. Una buena velada en el CNCS. Todo muy bueno y la compañía extraordinaria como siempre.
Los efectos de todo lo anterior lo vine recién a sentir el domingo en la tarde. Hace mucho tiempo que no me sentía tan físicamente cansado. Claro, concluí que en la escuela estuve al menos 7 horas, de las cuales al menos estuve 6 de pie y/o caminado, subiendo y bajando escalas, etc. Aparte de eso, en la noche no me podía dormir, mi cabeza bullía con toda la actividad de la jornada recién pasada. El domingo ya a las 20 horas caí lona.
Bueno, fin de la historia. 

Un abrazo a todos.


Christian Borquez

De la promoción asistieron: 
Rafael Martinez, Antonio Bate, Manolo Concha, Luis Barcelo, Enrique Riveros, Christian Borquez, JP Brito, Eduardo Gonzalez, Roberto Leniz, Michael Manley, Ian Martin, Max Dagorret, Patricio Le Bert, Jose Antonio Amado, Eduardo Buzeta, Emilio Vera, Jaime Vizcarra, Rómulo Mandiola, Miguel Silva, Hernan Joui, Arturo Garretón, Hernán Ruiz, Oscar Henríquez, Francisco Spiegel, Ivan Vergara, Jaime Oyanedel, John Arentsen, Daniel De la hoz, Sergio Gomez, Roberto Sondereger, Juan Carlos Salas, Eduardo Spencer, Guillermo Bañados.



Posteriormente a las 20:00 nos juntamos 21 compañeros de curso en el Club de Naval de Campo :

Rafael Martinez, Antonio Bate, Manolo Concha, Luis Barcelo, Enrique Riveros, Christian Borquez, JP Brito, Eduardo Gonzalez, Roberto Leniz, Michael Manley, Ian Martin, Max Dagorret, Patricio Le Bert, Jose Antonio Amado, Eduardo Buzeta, Emilio Vera, Jaime Vizcarra, Rómulo Mandiola, Miguel Silva, Hernan Joui, Arturo Garretón, Hernán Ruiz. Vino a Saludar Sergio Gomez 








06 agosto 2018

200 años de la Escuela Naval

CEREMONIA DE 200 AÑOS DE ESCUELA NAVAL
CELEBRACION DEL BICENTENARIO DE LA ESCUELA NAVAL

https://www.facebook.com/ArmadaChile/videos/2145805758826481/

Hace cincuenta años, y durante la celebración del sesquicentenario de la Escuela Naval, en ese 4 de Agosto de 1968, yo era uno más de los tantos cadetes que formábamos en el patio del buque. Para nosotros, los motes de entonces, todo eso era nuevo y en ese instante, yo creo que no comprendíamos a cabalidad, todo lo que vendría más adelante en nuestras vidas.

En este edificio, casi recién inaugurado, con todas sus instalaciones nuevas, pero también con algunas cosas faltantes, nos fuimos llenando de vivencias, situaciones y también de momentos imborrables, que sin siquiera soñarlo, se mantendrían por siempre grabados en nuestras memorias, como se logra la forja de un rico metal, que necesita de un buen fuego y una mejor fragua para que todos los golpes que proporciona el martillo que endurece, haga que todo eso se mantenga durante el tiempo por caminar y se impregne en lo más recóndito de cada una de esas almas juveniles, como a todos nos ocurrió.

Hoy tuve la suerte de regresar al Alma Mater y por esas extrañas situaciones que nos brinda la vida. Por eso pude estar presente durante la celebración del Bicentenario de la Escuela Naval. Ahí pude recordar que solamente han pasado cincuenta años de vivir una situación de la otra. Algunos podrán decir que es una tremenda cantidad de años los transcurridos, otros, como yo, al volver a nuestro inolvidable Patio del Buque, ahora con algunas modificaciones necesarias, y a presenciar esta nueva ceremonia, sentí que nada era nuevo. Quizás las marchas que retumbaban en él, algunos  toques de los cajas o de los cornetas, pero todo lo otro, es parte de lo mismo que los viejos cadetes aprendimos alguna vez, lo mismo que nosotros  vivimos, y lo mismo que siempre volvemos a recordar en cada una de nuestras tertulias y reuniones de camaradería, donde brota espontáneamente el recuerdo de esas actividades juveniles que nos marcaban a todos y a cada uno.

Fue, sin duda, una muy linda ceremonia  enmarcada dentro de la formalidad a la que estamos acostumbrados. Hubo momento para todo, para rendir honores a las autoridades que nos acompañaron, para agradecer y pedir la divina protección por todo lo logrado en el tiempo, y también, en un emotivo momento, para traer al presente la memoria de todos aquellos  que ya no están entre nosotros, aquellos que partieron dejando el recuerdo y el sello de haber caído cumpliendo con su deber, como aquí lo aprendieron. Hermosas palabras del Director, que en una buena síntesis, nos recordó a los presentes el camino recorrido desde el momento de la partida misma. También para que nuestro estandarte recibiera  la medalla por sus doscientos años, que como se destacó, pocas instituciones del país, han permanecido durante tanto tiempo. Finalmente y antes del desfile, hay que destacar las palabras del Presidente de la República, quién reconoció la labor brindada por esta gran institución al país, no solamente en los tiempos de guerra, sino también en tiempos de paz o cuando se ha requerido por situaciones de apoyo ante catástrofes.

Todo esto, que puede parecer tan simple para quien nunca lo ha vivido, es de un gran sentido interior, pues hasta al escuchar y tratar de cantar el mil veces repetido Himno de la Escuela, algo pasa con la visión de muchos viejos cadetes presentes, pues esta rápidamente se nubla, y sin saber porque, hasta la voz resulta entrecortada.

En medio de tanta algarabía y marchas, y un poco antes de acercarnos hasta el lugar donde sería la inauguración del merecido monumento de nuestro máximo héroe, don Arturo Prat, sentí la presencia de tantos miles de cadetes que han pasado por las diferentes aulas formadoras del destino naval que existieron en el pasado.  Pude ver que muchos de ellos siguieron la carrera naval y a otros que partieron buscando un rumbo diferente, pero sin olvidar nunca su paso por esos diferentes lugares de formación. Sé que no es fácil encontrar un cadete naval,  que haya olvidado su paso por este lugar. Al imaginármelos en su actual dimensión, veía en quienes pude visualizar, que no importaba el nombre del lugar donde ellos se formaron, el objetivo que todas esas generaciones persiguieron en su momento, es y ha sido el mismo de siempre. Hacer grande nuestra patria y nuestra institución, lo que sin duda se ha logrado.

La bulla de esos viejos cadetes, que fueron testigos de la misma ceremonia que hoy celebrábamos, son los mismos de siempre y ellos continúan con la forma propia y natural de los cadetes de todos los tiempos. Esto se ha mantenido sin nadie proponérselo. Esté donde esté la Escuela Naval, siempre correrá por sus pasillos el bullicio natural de los cadetes de todos los tiempos, de los que están ahora y también de aquellos que ya partieron, retumbando como siempre en las cubiertas de algunos buques, o en los pasillos y corredores de cada lugar que los cobijó.

Ellos nos legaron toda la tradición que se ha vivido siempre al ser cadete naval, y la Escuela Naval de ahora y de siempre, será la encargada de seguir formando los futuros Oficiales que harán grande nuestra institución y uno de los pilares de apoyo con que siempre contará nuestro país.

Gracias por lo que me ha tocado vivir.

Así lo viví yo y ojala pueda ir a la celebración de los 250 años.

Antonio Bate